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26 ene 2014

Quieren a Tinelli en el futuro de Telefe


El Gobierno tiene una deuda política con Marcelo Tinelli. Y en el mercado de medios creen que Telefe puede ser la prenda de pago para saldarla. El futuro del canal de Telefónica está bajo análisis en la Casa Rosada, porque existen argumentos que sostienen que pertenece a una firma que brinda servicios públicos y, por lo tanto, violaría la Ley de Medios. Así las cosas, la situación de la empresa encendió rápidamente el apetito de otros jugadores cercanos al kirchnerismo que ansían un canal de aire. Y los nombres de Tinelli y su socio, Cristóbal López, fueron los primeros en escucharse.

El triángulo entre la Casa Rosada, Tinelli y Telefe tiene su historia. Un año atrás, el empresario Cristóbal López, dueño de C5N y de una extensa cadena de casinos, colaboró con el Gobierno en las negociaciones para sacar a Tinelli de Canal 13, del Grupo Clarín. Una de las tantas batallas inútiles de esta guerra.

Por entonces, Tinelli ansiaba regresar a Telefe. Pero el canal trabó la incorporación, a pesar de los pedidos del secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini. En el Gobierno quedaron convencidos de que la negativa estuvo influida por el rechazo a una lista de pedidos de la compañía. Telefónica enfrenta multas millonarias por su servicio de telefonía. A lo largo de las negociaciones, Cristina Kirchner se mantuvo al tanto, pero evitó interceder personalmente
La realidad es que aquel desacuerdo astilló la fluida relación entre el Gobierno y el canal. Y Tinelli quedó fuera del aire por un año. Poco después, Cristóbal López se asoció al conductor con la compra del 70 por ciento de Ideas del Sur.

El presente. Tras aquellos giros de la historia, el futuro de Telefe volvió a estar en manos de la Casa Rosada. Coincide en el tiempo con una suerte de resignación de la pelea del Gobierno con el Grupo Clarín. Tras el fallo a favor de la Ley de Medios de la Corte Suprema, la empresa se reservó herramientas legales para dilatar la venta de cada una de sus unidades. El grupo apuesta a terminar de negociar su futuro con el próximo gobierno. En principio resolvió que cualquiera sea el comprador, nunca será un empresario cercano al kirchnerismo. Antes prefiere dividirse entre sus socios, ya sean nacionales o extranjeros.

Desde su regreso fallido, Tinelli arrastra una cuenta pendiente con Telefe. Y recuerda las esperanzas incumplidas. Paralelamente, la ley permite a Cristóbal López incorporar un canal de aire. La visita del conductor a la Casa Rosada alcanzó para vincular un elemento con otro y sacar conclusiones. En el kirchnerismo reconocieron que la idea los entusiasma.

Pero para el Gobierno un enfrentamiento con Telefónica está lejos de ser gratuito. Se sumaría a lista de cruces con España, cuando todavía debe cerrarse el entendimiento con Repsol por la recuperación de YPF. Es un límite político para aquello que gran parte del mercado ya da por descontado.

"Avenida Brasil": Un éxito que copó el planeta


La historia es simple. Rita, una nena huérfana es maltratada y abandonada a su suerte por su madrastra malvada, Carminha. Cuando la nena se hace mujer (cambia su nombre por el de Nina), vuelve para vengarse. ¿Cenicienta?,¿Blan-canieves? No: Avenida Brasil (a las 16.30, por Telefe). La historia puede ser simple pero la cuestión, claro, es cómo contarla. En esta telenovela no hay paisajes edulcorados como en los cuentos de los hermanos Grimm ni escenarios fantásticos al estilo Disney. Acá el contexto es la compleja realidad latinoamericana de hoy; las calles de Rio de Janeiro, desde sus barrios más lujosos hasta los suburbios más sórdidos. De hecho, la Avenida Brasil que da nombre a la tira atraviesa la gran parte de la ciudad carioca.

En la Argentina, desde su estreno el 16 de diciembre pasado, la telenovela figura entre los programas más vistos y generalmente días encabeza el rating. El fenómeno de audiencia es el mismo que sucedió en todos los países en donde se emitió. Su productora, Rede Globo vendió los derechos de exhibición en 124 países y la tira fue doblada a 18 idiomas. Según la revista Forbes de los Estados Unidos,Avenida Brasil es un auténtico y millonario negocio de la televisión mundial: con una inversión de 91 millones de dólares de producción, Globo recaudó nada menos que dos mil millones de dólares, lo que la convierte en la telenovela más rentable de la historia hasta ahora.

La trama de un guión delineado al milímetro (las producciones brasileñas son famosas por los equipos de guionistas que trabajan como en un mecanismo de relojería) y una producción que no ahorra en nada, son algunas de las claves para el boom de audiencia.

La otra pieza fundamental seguramente está en las actuaciones. En este caso, Debora Falabella (Nina) y la villana Adriana Esteves (Carminha) se sacan chispas. Y todo el resto del elenco sostiene con igual solvencia cada capítulo, esquivando divismos. Al menos, mientras el producto está al aire. Después, es otro tema (Ver Cruces...) EnAvenida Brasil, la venganza es el motor principal que hace avanzar la historia. Pero también hay romances, contrariados eso sí, para sumarle suspenso. Uno es el de Nina y Jorgito (Caua Reymond) que viene desde la niñez cuando los dos (por entonces Rita y Patata) eran niños abandonados en un basural. En este caso, el peor enemigo de que ese amor llegue a un final feliz parece ser la propia protagonista, Nina, que antepone su sed de venganza ante cualquier otro sentimiento.

Y hay más historias de amor, complicadas, como la de Tifón (Murilo Benicio) y su novia del barrio, Monalisa, que quedó truncada por un engaño inescrupuloso de Carminha quien finalmente se casó con Tifón, a quien le es infiel históricamente con Max (Marcelo Novaes), otro de los tipos malos de la telenovela. Todo un culebrón.

Pero tratándose de Brasil, no pueden faltar los cuerpos esbeltos y el erotismo a flor de piel, en esta ocasión, representados por Jorgito, que con este personaje consagró como sex symbol, dentro y fuera de su país a Caua Reymond. Jorgito, además, es un tierno que sufre por amor y está en busca de su verdadera identidad. En el rubro femenino, las curvas de Suelen (Isis Valverde) aportan la cuota de “piel” carioca para deleite masculino.

En la historia hay espacio para que estén reflejadas todas las clases sociales. Desde el costumbrismo representado por los personajes de clase media; los nuevos ricos como Tifón y su familia que nunca terminan de ser aceptados en la clase alta, esa que brilla en la zona sur, una de las más sofisticadas de Río. Y por supuesto, la franja más marginal que habita el lado B, el menos turístico de la ciudad carioca, ese submundo sucio y oscuro que es el basural (el tiradero , en la traducción neutra) de donde salieron los protagonistas.

Y sumado a todo eso, Avenida Brasil también se mete con el mundo del fútbol; con la pasión y con sus negocios turbios que mueven millones.

Será todo ese cóctel el que logró acaparar la atención de todo un país cuando, el 19 de octubre de 2012 se emitió el último de los 179 capítulos. Ese día, el sistema eléctrico de Brasil aumentó el número de usinas eléctricas en todo el país previendo un exceso de consumo y hasta la presidenta Dilma Rouseff acomodó su agenda para estar pegada a la pantalla viendo el desenlace de la historia.

Para aquellos que todavía no descubrieron el fenómeno, el repaso por los protagonistas da como resultado una mezcla bien variada. Nina arranca la historia sin madre, pierde a su padre en el primer capítulo y termina en el infierno de un basural. Poco después es adoptada por una familia argentina (Ver La cara argentina...) y ya adulta, decide regresar a Brasil para hacer justicia y vengarse de Carminha y Max. Ellos, su madrastra y el amante de ella, fueron los responsables de todas sus desgracias. Carminha, mujer sin escrúpulos y con la ambición como única meta logró casarse con Tifón, un crack de fútbol, bonachón y ya retirado. Y con él, adoptó a Jorgito, el hijo que había abandonado al nacer. El chico, supuesto, sufre por arrastrar ese origen. Como caballo de Troya, Nina se mete en la casa de Carminha y Tifón (donde viven también Max y varios familiares ) para tramar su revancha desde adentro.

A medida que avanza la historia, el público va descubriendo que Nina no es tan frágil como parece. Y que Lucinda, la madre que la crió en el tiradero , guarda demasiados secretos.

En medio de las grandes historias que dibuja esta tira también se cruzan otras en las que no faltan un hombre de clase alta con triple vida matrimonial, “botineras” ambiciosas y manipuladoras y varias cuestiones más. Entre algunas curiosidades de la telenovela está el dato de que el nombre de la protagonista, Nina, es el mismo que el de la pequeña hija de la actriz Debora Falabella. Otro dato: Mel Maia, la nena de 9 años que interpretó a Rita cuando era chiquita fue un verdadero hallazgo televisivo que le dio fama y protagonismo en una nueva telenovela a la pequeña actriz.

Como sea, la historia, aparentemente simple, que atrapa a millones de espectadores parece haber conseguido la fórmula del éxito.

Punto de vista: ficciones extranjeras vs. locales


De un lado: chicos jóvenes, facheros, empilchados, con y sin hijos, contando historias aptas para todo público, divertidas, pasatistas y románticas, en un escenario acartonado. Del otro: historias de venganza, narcotráfico, amor y poder, contadas a través de múltiples personajes, con guiones complejos y tonadas exóticas o doblaje neutro, filmadas en locaciones reales.

Con ese breve compendio se podrían describir los programas de ficción más vistos en la temporada actual de la televisión. De este lado del ring, las propuestas argentinas de Mis amigos de siempre, Sres. Papis, Somos familia, estrenadas hace poco y con la gran misión de ocupar el aire de la pantalla chica durante varios meses. Del lado opuesto, la brasileña Avenida Brasil y la colombiana Escobar, el patrón del mal, dos superproducciones ambiciosas que han cautivado a la audiencia.

Alguien podría pensar que el afán comparativo es insidioso, pero valga el caso actual para repasar tradiciones de la cultura televisiva regional que la audiencia parece determinada a poner a prueba.

Tal vez el caso de Avenida Brasil sea el más paradigmático. La telenovela que narra la historia de una mujer a la que le arrebataron todo en la infancia y ahora vuelve buscando venganza, se ha convertido en lo más visto con picos y picos y picos de rating en el horario de la tarde. El fenómeno continúa luego en las redes sociales y se desperdiga con la fuerza del boca en boca, del posteo a posteo. Es el programa más visto del verano, dejando atrás a todas las apuestas locales.

Sucede algo similar con Escobar, el patrón del mal, que presenta un formato que mezcla rigor histórico con algo de ficción sin perder la lógica del entretenimiento. No entra en el podio del rating diario, pero se apuntaló en el horario central de canal 9 (en Córdoba se ve por cable) y sus números siguen subiendo en la medida en que la historia muestra la consolidación y metamorfosis del jefe narco más famoso del mundo.

Ambas telenovelas son verdaderos ejemplos de superproducciones pensadas para ser emitidas en un lapso de pocos meses. Lo de súper no es en vano: súper maduradas, súper promocionadas, con súper presupuestos (su realización ronda los $30 millones de dólares, recuperados con creces en publicidad y otras yerbas), y súper buenas. Locaciones en exteriores con paisajes reales, diálogos envolventes, vestuarios impactantes, actuaciones a conciencia, que de alguna manera logran seducir al espectador en busca de historias complejas. En definitiva, los “pesos pesado” de la tele.

Cuando de argentinidades se trata, tampoco es cuestión de desmerecer el esfuerzo laboral, pero queda claro que en la analogía pugilista la mayoría de los productos entran en la categoría “peso pluma”. Así y todo, las ideas locales siempre se cuentan entre los más solicitado. Dependiendo del humor social imperante, los temas centrales han variado y muchas veces se han constituido en rotundos éxitos (Graduados, por señalar un ejemplo) pero también en grandes fracasos (Lobo, por señalar otro).

Con excepción de algunos unitarios concebidos con más tiempo, el factor más determinante a la hora del análisis tiene que ver con la periodicidad diaria: el rating obliga a las tiras a perpetuarse hasta el hartazgo muchas veces en detrimento de la historia y forzando tramas que dejan de tener sentido. Algunos actores se bajan, otros se suben, y todos trabajan a destajo para mantener el ritmo. La improvisación de contenidos depende del ánimo del escritor de turno. Sin ir más lejos, basta con analizar los destinos de Farsantes y Solamente vos por estos días. Además, los escenarios parecen muchas veces maquetados y profilácticos, el “costumbrismo” inverosímil, y el monopolio de algunas productoras, algo para tener en cuenta.

La mediación del Incaa a la hora de financiar proyectos ha sido provechosa en este último tiempo. Han aparecido numerosas ficciones que sin la mano financiera del Estado jamás habrían podido alcanzar la pantalla chica. Sin embargo, sólo llegan a algunos canales y tienen corta duración.

Poco se sabe de los gustos de la audiencia, evaluada muchas veces sólo por el bendito rating. ¿Qué quiere ver la gente? Teniendo en cuenta que el encendido de la tele viene en franco retroceso, que la tendencia es migrar al cable y a la Internet, y que las producciones extranjeras igualan (o superan) hoy por hoy en rating a las locales, tal vez sea hora de empezar a pensar en cómo complejizar y darle valor agregado a nuestras ficciones.

"Mi presente es muy bueno"


Campi charló con Crónica sobre el éxito de su show en el teatro Bristol de Mar del Plata. "Me gustan los desafíos", dijo el artista que en el 2013 la rompió en Sin Codificar. Entrá a la nota.

Final de función. Otro show de “Campi... Demoledor”, a sala llena y con todo el histrionismo de Martín Campilongo. El público acompañó a puro aplauso cada una de las intervenciones del actor. El resultado, no deja de ser gratificante para los dos sectores: el artista y el público. Campi sale de su camarín, nos saluda con su gran amabilidad (la de los grandes del espectáculo) y nos ubicamos en la platea para abordar la charla.

Hasta hace unos minutos, resonaban los ecos de aplausos, gritos y ovación. Campi entiende que “en cada actuación se aborda un pedacito de vida y cada personaje encierra eso. Emocionalmente están dentro nuestro y uno los expone, con humor y contradicciones. Testimonios, en definitiva, de tiempos pasados y también actuales.. Ante nuestra consulta, el actor puntualizó que “hasta los 20 años viví en Parque Patricios y allí, aún, se encuentra mi madre, mis amigos y varios familiares. Yo puedo vivir en cualquier remoto lugar del mundo pero la base está ahí, en Parque Patricios. Los pilares de mi existencia, mi destino, mis raíces, la formación de mis convicciones.

-El teatro independiente tuvo incidencia total en tu formación....

-Es verdad. Ahí le di forma a mi estilo, a autogestionarme mis propios trabajos y a realizar todo lo que atañe a vestuario y máscaras.Me gusta el desafío.

-En “Peligro sin codificar” exponés también parte de tus convicciones artísticas...

-Comparto actuación con un elenco de primer nivel. Me dan amplia libertad de acción.

-¿Cómo definirías tu actualidad en este momento?

-Muy buena, en lo profesional y también en lo personal. Estoy muy feliz.

Las tres caras de Jorge Marrale


El villano de la novela que llega a su fin, lleva una prolífica carrera en la pantalla chica con personajes buenos y malos en su haber. En la siguiente nota tres caras de Jorge Marrale.

Durante el año 1999, el actor se puso en la piel del Doctor Guillermo Segura en Vulnerables. Aquí interpretó a un psicoanalista encargado de llevar adelante un grupo con diversas problemáticas. Por esta actuación, el actor fue nominado dos años seguidos a los premios Martín Fierro, durante el primer año como Mejor actor dramático, mientras que en el 2000, fue por Mejor actor de Unitario:




Luego en el año 2008, protagonizó como el villano principal la exitosa ficción Vidas robadas que se metió de lleno en la historia detrás del negocio de trata de mujeres. Aquí se puso en la piel de Astor Monserrat un empresario a todas luces bondadoso, que sin embargo por detrás lideraba una red de trata de personas. De la misma forma, fue condecorado con el Martin Fierro a Mejor actor de Telenovela:




Finalmente, durante el 2013, el actor fue Manuel Levín en Historias de Divan, el protagonista del unitario basado en un libro de Gabriel Rolón. Vale destacar que la ficción tuvo el asesoramiento de la Red Iberoamericana de Ecobioética, que integra la Iinternational Network of the Unesco chair in Bioethics:


Cierre de novela


Llega a su cierre la novela que devolvió el género de factura nacional a la tarde, después de un prolongado tiempo de ausencias de culebrones. Los amores cruzados tendrá el final de sus historias.

La ficción que ganó el concurso propuesto por el INCAA llegó como una apuesta a la tarde del canal y desde el comienzo reportó muy buenos números al canal. En ese mismo sentido, se potenció cuando llegó la sensación Avenida Brasil. La historia se cimentó desde el comienzo en el clásico culebrón y conforme fueron pasando los capítulos las historias cruzadas entre Corrado/Igarzabal y Fulop/Riera.

Para el cierre, Martín (Corrado) deberá decidir entre la vida de Agustina (Igarzabal) y Diego (Riera), mientras que Lucía (Fulop) se encuentra camino al aeropuerto queriendo arrancar una nueva vida lejos de todo.

Hasta la última emisión, la ficción promedia un rating de 7.4, siendo la marca más alta la de 9.9 alcanzada en la primera emisión, mientras que la más baja fue cosechada el 1 de enero cuando midió 5.0.

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